Descubre la tecnología, las aplicaciones y los problemas éticos de los deepfakes, desde el entretenimiento a la desinformación. Aprende soluciones de detección e IA.
Los deepfakes son medios sintéticos -imágenes, vídeo o audio- creados mediante inteligencia artificial (IA), concretamente técnicas de aprendizaje profundo. El término es un portmanteau de "deep learning" (aprendizaje profundo) y "fake" (falso). Estas técnicas permiten manipular o generar contenidos visuales y de audio con un alto grado de realismo, haciendo posible representar a personas diciendo o haciendo cosas que en realidad nunca dijeron o hicieron. Aunque a menudo se asocia con usos maliciosos, la tecnología subyacente también tiene aplicaciones legítimas.
Los métodos más comunes para crear deepfakes implican modelos de aprendizaje profundo como las Redes Generativas Adversariales (GAN) o los autocodificadores. En una configuración GAN, compiten dos redes neuronales: un generador crea imágenes/vídeos falsos, y un discriminador intenta distinguir las falsificaciones de los datos de entrenamiento reales. Este proceso contradictorio empuja al generador a producir falsificaciones cada vez más convincentes. Los autocodificadores funcionan aprendiendo representaciones comprimidas de caras o voces y decodificándolas después para reconstruir o intercambiar características. Ambos métodos suelen requerir cantidades significativas de datos (imágenes o clips de audio) del individuo objetivo para aprender eficazmente su parecido y sus gestos. La calidad y el realismo suelen depender del volumen y la variedad de estos datos y de la potencia informática utilizada para el entrenamiento.
La tecnología Deepfake tiene diversas aplicaciones, tanto beneficiosas como perjudiciales:
Aunque el software de edición de fotos y vídeos existe desde hace décadas, los deepfakes representan un salto significativo debido a su dependencia de la IA para aprender y generar contenido nuevo y realista, en lugar de limitarse a manipular manualmente los píxeles existentes. Caen bajo el paraguas de la IA Generativa, que se centra en la creación de datos novedosos. Esto difiere de las tareas de IA discriminativa como la detección de objetos o la clasificación de imágenes, habituales en la visión por ordenador (VC), donde el objetivo suele ser identificar o categorizar el contenido existente utilizando modelos como Ultralytics YOLO.
Detectar deepfakes es un reto continuo, ya que la tecnología utilizada para crearlos mejora constantemente. Los investigadores y las organizaciones están desarrollando activamente técnicas para identificar medios sintéticos, a menudo buscando incoherencias sutiles o artefactos dejados por el proceso de generación(Programa Forense de Medios de DARPA). El auge de los deepfakes plantea importantes problemas éticos de la IA relacionados con el consentimiento, la privacidad de los datos, la desinformación y la posible erosión de la confianza en los medios digitales(Análisis de la Brookings Institution). También es crucial abordar el posible sesgo del conjunto de datos tanto en los modelos de generación como en los de detección. Plataformas como Ultralytics HUB facilitan la formación y gestión de varios modelos de IA, lo que pone de relieve la necesidad de prácticas de desarrollo responsables en todo el campo de la IA. Para leer más sobre los avances de la IA, recursos como MIT Technology Review on AI ofrecen amplias perspectivas.